La importancia de cuidar el suelo pélvico en todas las etapas de la mujer
El suelo pélvico es el “gran olvidado” en nuestra anatomía y muchas mujeres escuchan hablar por primera vez de este conjunto de músculos en las clases de preparación al parto o cuando aparecen problemas de incontinencia urinaria. ¿Impresionante, verdad?
Resulta extraño pero es así, por eso, y debido a la falta de información hemos generado este post de la mano de la fisioterapeuta especializada en suelo pélvico y obstetricia, Laura Rojas, de En Suelo Firme. Si quieres saber cómo potenciar la salud de tu suelo pélvico, estés en la etapa que estés de tu vida, en este post te contamos qué es lo que puedes hacer.
Tabla de Contenidos
¿Qué es el suelo pélvico y cuál es su función?
El suelo pélvico es una parte de nuestro cuerpo compuesta por músculos y otros tejidos blandos (ligamentos, fascia) que se sitúa en la base de la pelvis (de ahí su nombre: suelo de la pelvis) y que se encarga de funciones esenciales (continencia de esfínteres, sostén de órganos pélvicos, función reproductiva y sexual). Por este motivo, debería ser conocida y cuidada desde nuestra infancia y continuar así el resto de nuestra vida.
Cuida el suelo pélvico en cualquier etapa de tu vida
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– De niñas
Muchos de los problemas de suelo pélvico en la vida adulta tienen, en parte, su origen durante la infancia debido a los malos hábitos transmitidos y que, con el tiempo, hicimos propios; especialmente en lo que a las funciones de micción y defecación se refiere.
¿A quién no le han dicho alguna vez eso de: “¡Venga, un país que nos vamos de viaje y luego no podemos parar!?”. Y te tocaba hacer pis sin ganas, empujando. O ese “vamos, cariño, haz fuerza” para ayudarnos a defecar. Ambas ideas son erróneas y nos convierten, con los años, en adultas que siguen empujando en lugar de relajar sus esfínteres en el momento de evacuar. Y esto es muy perjudicial para el suelo pélvico.
¿Qué hacer para cuidar la salud de nuestra vejiga, intestino y suelo pélvico? Respetar siempre el deseo de orinar y defecar desde pequeñas. Ni aguantarse las ganas, ni forzar cuando no se tienen. Y hacerlo sin empujes, la segunda parte de un hábito correcto.
Antes de nada, lee nuestro post de blog pero aquí te dejamos un descargable con 10 tips para cuidar tu suelo pélvico así como ejercicios para fortalecerlo. ¡Es súper interesante y gratuito! Consíguelo ya.
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– Con la llegada de la menstruación
Si no se ha hecho antes, la llegada de la menstruación es el momento perfecto para transmitir a nuestras hijas un valioso regalo: el conocimiento de su propio cuerpo.
Llamar a las cosas por su nombre (vulva, vagina, clítoris, etc.) es esencial para su autoconocimiento en ese momento en el que comienzan a experimentar en primera persona la realidad del ciclo menstrual y, en muchos casos, comienzan a probar medidas higiénicas como los tampones.
Y es, precisamente, ese instante de colocación de un tampón el que provoca una alteración en el suelo pélvico: el vaginismo, una contracción involuntaria de los músculos perineales que impide la inserción de un tampón, la exploración ginecológica o las relaciones sexuales con penetración. En estos casos es esencial acudir a un especialista, como el fisioterapeuta experto en suelo pélvico, para abordar el problema que, con el tratamiento oportuno tiende a resolverse con éxito.
Otro de los buenos hábitos para la salud del suelo pélvico que debe instaurarse en esta etapa y continuar de por vida es el cuidado de la postura, a través de una correcta alineación de nuestra columna vertebral y nuestra pelvis. Cuando encorvamos la espalda se produce un aumento de la presión dentro del abdomen que, a su vez, supone exceso de presión sobre el suelo pélvico. Esto, de manera continuada, puede acabar debilitando estos músculos y causando problemas que ya pueden aparecer en esta época de la adolescencia: incontinencia urinaria al reír, toser, saltar, estornudar, etc. En lo que a corrección postural se refiere, también es recomendable sentar las bases desde pequeñas.
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– Inicio de las relaciones sexuales
Un suelo pélvico sano es aquel que posee la fuerza, el tono y la elasticidad necesarios. Cuando alguna de estas propiedades falla, aparecen los problemas. De ahí que, cuando tenemos nuestras primeras relaciones sexuales, si los músculos del suelo pélvico sufren un exceso de tensión podemos sentir dolor durante las mismas. Es lo que se conoce como dispareunia y, al igual que el vaginismo, tiene solución buscando la ayuda sanitaria especializada.
Como mencionamos al principio de este post, una de las funciones del suelo pélvico es la sexual, ya que nos permite -junto a otros factores- vivir unas relaciones sexuales placenteras. Por ello, una de las maneras más sencillas y divertidas de mantener esta musculatura en forma será ejercitarla a través del orgasmo. Y es que, cuanto mejor esté nuestro suelo pélvico más intensos serán nuestros orgasmos; y, a su vez, cuantos más orgasmos experimentemos, ¡más entrenamiento para nuestro suelo pélvico!
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– Embarazo y parto
Y llegó el embarazo y, con él, ese momento en el que muchas mujeres escuchan hablar de su suelo pélvico por primera vez. Bien porque la matrona les explica en la preparación al parto cómo se hace el masaje perineal (técnica para mejorar la flexibilidad de los tejidos, la circulación y el autoconocimiento de la zona por la que el bebé saldrá al mundo) o bien porque leen que para evitar los escapes de orina cuya aparición es frecuente en esta etapa (vómitos del primer trimestre, urgencia miccional, tos y estornudos, etc.) han de entrenar su suelo pélvico.
Aquí nuestra recomendación de la mano de la fisioterapeuta Laura Rojas es clara: toda mujer embarazada ha de acudir, pasado el primer trimestre de gestación, a valorar su suelo pélvico y su abdomen con un especialista en suelo pélvico. Es el momento de mejorar la postura, que tantas transformaciones experimenta durante el embarazo; de fortalecer o tonificar el suelo pélvico, si es necesario; o de aprender a relajarlo si es lo que la mujer precisa. Cuanto mejor llegue nuestro suelo pélvico al momento del parto, mejor será la recuperación en el postparto.
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Postparto
Transcurridas seis semanas del nacimiento del bebé (también si ha sido por cesárea), es recomendable acudir a una valoración con nuestro especialista para revisar en qué estado se encuentra la musculatura perineal y abdominal.
Si ha habido desgarros o nos han practicado una episiotomía deberemos tratar las cicatrices en consulta y recibir pautas para complementar en casa. También será esencial detectar (e iniciar el tratamiento correspondiente) si se sufren pérdidas de orina, gases o heces; si algún órgano pélvico (vejiga, útero, recto) se encuentra descendido (prolapso); si se siente dolor, falta de sensibilidad o dificultad para llegar al orgasmo al retomar las relaciones sexuales, o si sufrimos separación en los rectos del abdomen (diástasis abdominal).
Además, en las semanas/meses siguientes al parto, habremos de prestar especial atención a disminuir al máximo las hiperpresiones sobre el suelo pélvico: no empujar en el WC, no cargar peso, no realizar abdominales tradicionales, no practicar deportes de impacto (correr, saltar, tenis, pádel, etc.) -al menos hasta que nuestra fisioterapeuta nos dé luz verde- y cuidar mucho nuestra postura en todo momento pero, especialmente, cuando alimentemos al bebé y cuando lo llevemos en brazos o porteado.
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Menopausia
La menopausia es, junto al embarazo y la lactancia, debido a los cambios hormonales que se producen, otra etapa de especial atención para el cuidado del suelo pélvico. Sequedad vaginal, pérdidas de orina, disminución de las sensaciones durante las relaciones sexuales, pesadez o sensación de bulto en la vagina (prolapso) son algunos de los síntomas que las mujeres podemos experimentar en la época perimenopáusica.
Si no nos hemos ocupado anteriormente de nuestro suelo pélvico, esta será la oportunidad definitiva para acudir a un especialista y comenzar a hacerlo: el fortalecimiento y tonificación de la musculatura, la reeducación de la postura y la mejora de la lubricación vaginal serán algunos de los retos para volver a sentir como antes.
Con el cuidado del suelo pélvico durante la menopausia llegamos al final de este repaso por las diferentes etapas de la vida de la mujer. No obstante, cabe mencionar que existen otras situaciones no fisiológicas pero muy frecuentes en la actualidad como por ejemplo sufrir una histerectomía (extirpación del útero), a las que también hemos de prestar atención puesto que nos predisponen a sufrir disfunciones de suelo pélvico.
¿Cómo ejercitar el suelo pélvico?
Una vez que tenemos claro cómo cuidar el suelo pélvico en todas las etapas de nuestra vida, deberíamos aprender a ejercitarlo. Existen dispositivos que ayudan a rejuvenecer los tejidos y a aumentar la fuerza de la musculatura para que mantener un suelo pélvico sano y fuerte, como las bolas chinas. Así como tratamientos como la gimnasia hipopresiva o los ejercicios de Kegel que se pueden realizar incluso desde casa. Aquí os contamos cuáles son y cómo debéis realizarlos.
Si tras leer este post todavía tenéis dudas, podéis preguntarnos o dejarnos vuestros comentarios en nuestro blog. Nos gustaría saber si os interesa que sigamos haciendo este tipo de contenido con especialistas de cada área cómo lo hemos hecho con Laura Rojas en esta ocasión, fisioterapeuta especializada en suelo pélvico y obstetricia.
Si queréis seguir ampliando información sobre el tema, visitar nuestro canal de Youtube y redes sociales: instagram, facebook, twitter y linkedin.
¡Hasta pronto #mifarmalovers!
Muy buen artículo;Gracias
Muy necesario y muy interesante. Gracias !!
Muchas gracias
Creo que el tema del suelo pélvico debería tratarse mucho más.
Hola María, muchas gracias a ti por confiar en nosotros. ?