¿Qué es la homeopatía?
La homeopatía es un método terapéutico fundamentado en la ley de los semejantes o de la similitud. Bajo esta premisa, una sustancia que provoca ciertos síntomas en una persona sana, en cantidades pequeñas puede curar esos mismos síntomas en una persona enferma.
Los homeópatas diseñan los tratamientos en base a los repertorios o libros de referencia. Para ello, tienen en cuenta la sintomatología de cada persona, su historial clínico, su estilo de vida y su estado psicológico y físico.
Este método terapéutico ha sido y es objeto de controversia. Así, cuenta con defensores y detractores entre los diferentes expertos en medicina (farmacéuticos, médicos…).
Para qué sirve la homeopatía
De forma general, entre las utilidades y los usos de la homeopatía hay que destacar la prevención de ciertas enfermedades. Asimismo, se utiliza buscando la reducción de la sintomatología asociada a cuadros médicos leves. Por ello, la homeopatía sirve para:
- Tratar y prevenir enfermedades comunes tales como diarrea, tos o migrañas.
- Mitigar los síntomas leves de ciertas enfermedades crónicas como la dermatitis, las alergias, la ansiedad o el asma.
- Reducir los síntomas de otras enfermedades como el estrés, el estreñimiento o las náuseas.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que el objetivo de la homeopatía no es tratar una enfermedad. Su finalidad es restaurar tu organismo para que recupere su equilibrio y su salud. Por este motivo, no es un tratamiento médico, sino un método con carácter más preventivo.
Entre las ventajas de los medicamentos homeopáticos hay que resaltar que no poseen contraindicaciones ni efectos secundarios. No obstante, antes de tomarlos es aconsejable contar con la opinión de un experto.
¿En qué consiste?
Esta terapia es actualmente muy popular, puesto que se basa en ingredientes naturales que no están sintetizados de forma química. Se utiliza mucho en dolencias menores tales como:
- Fatiga.
- Insomnio.
- Dolores de cabeza o musculares.
Su filosofía se basa en aprovechar principios activos de origen natural que existen en las plantas. De este modo, te ayudan a reforzar y proteger tu organismo frente a agresiones externas.
Para obtener un medicamento homeopático se mezclan las propiedades activas con alcohol o agua mediante dos procesos:
- Dilución. En este caso, se disuelve en alcohol o agua el principio activo natural hasta que su concentración es adecuada para el consumo humano.
- Dinamización. Una vez que el ingrediente activo se ha diluido, se agita con fuerza la disolución obtenida hasta que se consigue el resultado deseado.
En función de la sintomatología de cada persona, habrá diferentes remedios. Por ello, dependiendo de los signos que muestre y que afecten a su salud, el remedio indicado será uno u otro.
Asimismo, hay que indicar que la homeopatía se puede utilizar de forma independiente o como complemento de una terapia farmacológica tradicional. Esta combinación es habitual en enfermedades crónicas y su incorporación permite reducir el uso de medicamentos.
En definitiva, esta terapia se utiliza desde hace más de 200 años y se basa en la teoría de la memoria del agua. Es decir, según esta teoría, el agua puede recordar las sustancias con las que se mezcla y adquiere sus propiedades.
La Organización Mundial de la Salud la defiende como un método preventivo. Aun así, la desaconseja en enfermedades graves como el cáncer, la malaria, la gripe o el sida.
La homeopatía permite abordar a los pacientes de forma global al activar ciertos mecanismos de regulación y reparación. Se utiliza para mejorar el bienestar y la salud y tratar diferentes dolencias. Es una terapia segura y se puede utilizar en cualquier tipo de situación clínica y en todas las edades. Asimismo, es importante destacar que resulta compatible con otros tratamientos convencionales.