Emolientes

Emolientes

¿Te han recomendado que utilices una crema emoliente y no conoces la diferencia entre esta y la hidratante? En ambos casos se usan para tratar las pieles secas. Sin embargo, las emolientes también incorporan principios activos que devuelven la flexibilidad de tu piel y la calman.

Hoy queremos hablarte un poco más sobre qué tipos de emolientes hay y cuáles son sus propiedades y beneficios. ¡Comenzamos!

Qué son

Los emolientes son sustancias que suavizan la piel y crean una capa lipídica y protectora que evita la pérdida de agua por evaporación. Como consecuencia, tu dermis estará más hidratada y recuperará su flexibilidad.

Desde un punto de vista fisicoquímico, los ingredientes de la fase oleosa de una emulsión cosmética van a determinar su efecto sobre la piel. Es decir, indicarán su capacidad para hidratar, provocar oclusión, dispersar o suavizar. Todas estas propiedades se pueden resumir con los términos emoliencia y emoliente. Y la primera, a nivel etimológico, significa suavizar y ablandar.

Por otro lado, desde un prisma cosmético, la emoliencia hace referencia al estado del estrato córneo. Este se caracteriza por su flexibilidad, suavidad y blandura, y está condicionado por la cantidad de agua que retiene.

Si prestamos atención a la suavidad general, también podemos decir que el emoliente reduce la profundidad de las arrugas al distender los corneocitos. Por esta razón, se considera que aplana o alisa la superficie de la piel.

No obstante, este efecto puede ser tan solo el resultado de la hidratación y el efecto oclusivo de los emolientes. Asimismo, podemos decir que estas sustancias lubrican la superficie de la piel y reducen su textura áspera.

Tipos de emolientes

El listado de ingredientes con carácter emoliente es amplio. De hecho, podemos encontrar sustancias hidro o lipofílicas, líquidas, semilíquidas y otras, como ceras de origen natural o sintético.

Sin embargo, la clasificación de tipos de emolientes es la siguiente:

Hidrófilos

Se caracterizan por una acción hidratante. En este grupo podemos incluir a los alcoholes polihídricos, polietilenglicoles, glicerina, productos etoxilados, propilenglicol y sorbitol.

Lipofílicos

En los emolientes lipofílicos estamos hablando de que se caracterizan por retener el agua en el estrato córneo debido a la emulsión oleosa. Así, se impide su evaporación y se consigue que la piel esté más hidratada.

Por regla general, podemos diferenciar emolientes lipofílicos sintéticos y naturales.

  • Emoliente sintético. Se engloban aquí ésteres o ceras sintéticas, oleato de decilo, palmitato y miristato de isopropilo.
  • Emoliente natural. Algunos de los más populares y conocidos son aceite de ricino, girasol, ajonjolí, oliva, coco u otras semillas oleaginosas. Sin olvidar los aceites parafínicos y triglicéridos caprilicos.

Hoy en día, existe una mayor demanda por los emolientes fluidos, menos grasos, viscosos, más estables a la oxidación y de rápida absorción. Además, los consumidores prefieren emplear cosméticos que se ubiquen bajo el paraguas de lo natural. Dicho de otro modo, prefieren que los ingredientes usados sean de fuentes sostenibles y de bajo impacto ambiental. Aun así, deben ser seguros, eficaces, ligeros y de una consistencia y textura poco pastosas.

Propiedades y beneficios de los emolientes

Los principales beneficios que vas a obtener en la piel al utilizar una crema emoliente es que notarás mayor suavidad, elasticidad, nutrición e hidratación. Además, otro de los cometidos principales de una crema de este tipo es calmar las irritaciones, por tanto, también tiene un efecto protector.

¿Qué implica esto? Que, gracias a este tipo de productos, aquellas pieles que están alteradas pueden defenderse mejor de una agresión externa. Se reduce su descamación, se desinflaman y se refrescan.

¿Se pueden utilizar en caso de dermatitis atópicas? Lo cierto es que, aunque no garantizan su curación, colaboran activamente en su tratamiento.

Por otro lado, queremos que sepas cuáles son las propiedades de las cremas emolientes. Así, comprenderás por qué no solo hidratan, sino que también pueden calmar las pieles alteradas, con picores y sequedad extrema.

Índice de polaridad

A la hora de realizar la formulación de emulsiones estables, el sistema emulsificante se escoge en función del criterio de polaridad de los emolientes utilizados. La polaridad del aceite se relaciona con la tensión interfacial del agua. Esto es debido a que la emulsificación y la dispersión en la piel son aspectos y características interfaciales.

Los emolientes polares como las ceras líquidas, los ésteres, triglicéridos y alcoxilados sintéticos se caracterizan por varias cosas:
1. Tener un índice de polaridad por debajo de 30 mN/m.
2. No bloquear los poros de la piel, lo que permite que esta pueda respirar.
3. Retener de forma significativa la humedad de la piel.
4. Proporcionar una eficiente barrera protectora.

Viscosidad

En aplicaciones cosméticas, se prefiere utilizar aquellos emolientes con baja viscosidad. El motivo es que favorecen una mejor absorción cutánea y la dispersión de las emulsiones al aplicarlas sobre la piel.

Además, la viscosidad varía de modo inverso a la temperatura. Por ello, lo adecuado es hallar ingredientes que presenten una baja viscosidad a bajas temperaturas de manera natural.

Solubilidad

Se recomienda siempre seleccionar aquellos emolientes que tengan mayor solubilidad en los ingredientes de la formulación que se esté realizando.

Estabilidad a la oxidación

Los ingredientes grasos pueden ser inestables en presencia de oxígeno debido a su composición química. Son los ácidos grasos insaturados como el linolénico, linoleico y oleico los que pueden contener estos ésteres insaturados. Así, una vez expuestos al aire, se pueden oxidar y adquirir un olor desagradable, como a rancio.

Esto hace que tanto los activos como las fragancias de un producto sean inestables y no huelan como deberían. Como consecuencia, es necesario incorporar agentes antioxidantes.

Emolientes para las emulsiones O/W

La naturaleza fisicoquímica de los compuestos de una fase oleosa determina la capacidad de:

  • Esparcir la emulsión en la superficie de la dermis.
  • Su grado de protección de la piel y de oclusión.
  • Selección del sistema emulsificante.

Evaluación sensitiva

La emoliencia se puede determinar al establecer un panel de evaluación de atributos como los siguientes:

  • Suavidad.
  • Facilidad de esparcimiento.
  • Percepción sensorial en la piel tras la aplicación y transcurridos unos diez minutos.

Emoliencia

En este caso, la medición proporcionada por la lubricación de un emoliente se lleva a cabo con un instrumento que va a determinar el índice de fricción.

Es importante que esta medición no se efectúe sobre la piel, para evitar la interferencia del estado fisiológico y los distintos tipos de piel. Del mismo modo, evitamos la interferencia de las condiciones externas y ambientales en el resultado.

Esparcimiento

Los valores de esparcimiento de los emolientes van a depender de cómo sea su peso molecular, consistencia y estructura química. Estos factores aportan información sobre su carácter graso.

Dichas medidas son relativas y permiten comparar entre sí las características de esparcimiento de varios tipos de emolientes sobre la superficie de la piel.

Propiedades táctiles

Las características y propiedades táctiles de las distintas preparaciones con grasas van a determinar la aceptación o no de los consumidores. Como es evidente, aquí entra en juego también la percepción subjetiva de cada persona. No obstante, no hay que olvidar que suele haber cierta correlación entre estas percepciones subjetivas.

Así, por ejemplo, algo graso y pegajoso se relaciona con algunas propiedades fisicoquímicas como la tensión superficial y la viscosidad.

Comedogenicidad

Por último, pero no menos importante, hay que hablar de la comedogenicidad. Esta propiedad se describe como la tendencia a que aparezca acné en la piel o a exacerbar el existente.

Algunos de los emolientes que se utilizan son comedogénicos y es conveniente evitarlos en pieles grasas. Entre los habituales destacan:

  • Aceite de semilla de uva, de coco y de almendras dulces.
  • Palmitato de octilo.
  • Emolientes del grupo isopropilo (lanolato, linoleato, miristato…).
  • Ácido oleico.
  • Aceite de hueso de melocotón.
  • Alcohol pleílico y de lanolina acetilada.
  • Palmitato de octilo.
  • Lactato de miristilo.
  • Triglicérido cáprico.
  • Decaoleato de decaglicerilo.

Por otro lado, también sabemos que las moléculas insaturadas son más propensas a autooxidarse. ¿Qué implica esto? Que pueden formar peróxidos y productos irritantes de degradación.

Factor de protección solar

Junto con la emoliencia, ciertas formulaciones tienen la propiedad de solubilizar los ingredientes de filtro solar. Esto quiere decir que los emolientes tienen un impacto directo en la capacidad de esparcimiento y de penetración del activo protector solar en la piel.

Las propiedades de esparcimiento de los emolientes dependen de su reología y de su tensión superficial. Lo que quiere decir que, a mayor capacidad de esparcimiento, mayor será su capacidad de protección.

Los emolientes presentan diferentes niveles de penetración en el estrato córneo y esto hace que la fijación del filtro se produzca en capas distintas de la piel. Por otro lado, pueden alterar la absorción máxima del filtro y, como consecuencia, pueden interferir en su estabilidad frente a la radiación ultravioleta.

Por todo ello, las características de los filtros solares deben ser:

  • No ser irritantes ni fotoirritantes.
  • Ser inodoros e incoloros, aptos para todo tipo de pieles y de fácil emulsión.
  • pH entre 4 y 8 con temperaturas de hasta 80 ºC.
  • No ser grasos, pero transmitir sensación de lubricación seca.
  • No ser desengrasantes.
  • Actuar como un humectante por oclusión.
  • Ser liposolubles.
  • Ser compatibles con los ingredientes cosméticos habituales.
  • No atenuar la curva de absorción de radiación ultravioleta.
  • Incrementar el factor de protección solar (FPS).
  • No ser susceptibles a la hidrólisis.

En definitiva, una sustancia emoliente es una especie de acondicionador de la piel o del cabello que protege y te aporta otros beneficios sensoriales. Con este artículo, desde Atida | Mifarma pretendemos ayudarte a leer mejor las etiquetas de tus cosméticos favoritos.

Reme Navarro Escrivá

Licenciada en Farmacia y en Nutrición y Dietética. Nº colegiado: 903 Co-fundadora de Mifarma y directora de desarrollo de negocio de Atida en el sur de Europa Experiencia laboral

La actual directora de desarrollo de negocio de Atida en el sur de Europa heredó de sus padres la pasión por el mundo de la farmacia, al que se ha dedicado en cuerpo y alma desde sus inicios laborales. Desde el año 2007, pudo poner en práctica todo lo aprendido y ayudar a multitud de pacientes en la farmacia de su padre, situada en Albacete. No obstante, fue a partir de 2010 cunado decidió ir más allá: junto con su pareja, y con la experiencia de sus padres, fundó Mifarma, la parafarmacia online más importante de España. Como co-fundadora y CEO de la compañía, Mifarma alcanzó cotas que, en sus inicios, resultaban inimaginables. Este enorme éxito provocó en 2020 la compra de Mifarma por parte del grupo Atida, un conglomerado de empresas farmacéuticas a nivel internacional. Desde entonces, Reme Navarro ha ejercido como directora de estrategia de negocio de Atida en el sur de Europa, así como imagen reconocible y portavoz de la compañía en esta zona geográfica. con ello, ha puesto al servicio del grupo toda su experiencia en farmacia, así como en otras áreas, como la atención personalizada, la logística, la experiencia de usuario o el marketing. Además, sus conocimientos, experiencia y carisma la han impulsado hasta convertirse en España en una reconocida influencer dentro del sector de la farmacia y la dermocosmética.

Formación

Licenciada en Farmacia por la Universidad de Valencia, la co-fundadora de Mifarma es miembro del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Albacete (colegiado Nº 903). También cursó la Licenciatura en Nutrición y Dietética por la Universidad de Valencia, donde también, posteriormente, obtuvo el Máster en Atención Farmacéutica Personalizada. Además, tiene conocimientos en Capacitación Pedagógica, y ha sido formadora, durante los años 2009 y 2010, de farmacéuticos y otros técnicos sanitarios.